jueves, 14 de julio de 2011

Escuela de agroecológica del Bajo Lempa

Viernes/Ostirala 2011/07/08


Apenas aterrizando todavía en tierras salvadoreñas, varios integrantes de ACUA y CEICOM (las ONG´S con las que colaboramos) ya nos habían invitado a visitar el Bajo Lempa y su escuela agroecológica. Dicha escuela está impulsada por organizaciones como CERAI (centro de estudios rurales de agricultura internacional) o ADIBAL (Asociación para el Desarrollo Integral del Bajo Lempa). La escuela nace en 2006 con escasos medios para su desarrollo pero, con la colaboración y solidaridad de varios grupos y personas, se consigue crear una infraestructura apta para la realización del trabajo.

CERAI y ADIBAL son el centro donde convergen siete grupos de productores agroecológicos que conforman una red de producción, distribución y comercialización de sus propios productos, de los que pretenden conseguir una certificación ecológica.

El proyecto está orientado a fomentar una cultura de consumo responsable y recuperar el patrimonio gastronómico del Bajo Lempa, así como recuperar la identidad campesina. Para ello están organizando diversas jornadas de formación de las cuales hemos podido ser testigos: 


Llegamos a la mañana y después de saborear un coco de verdad por primera vez en nuestras vidas, comenzó la sesión de presentaciones. Acto seguido hicimos un pequeño tour por algunos puntos interesantes como la desgranadora de arroz, los maizales, la planta del loroco, las papas, papayas etc. Por el camino y durante las explicaciones surgieron debates como el de otorgar un valor a determinados productos con el fin de practicar el trueque. Algun@s hablaban de intercambiar productos atendiendo simplemente a las necesidades de las partes implicadas. Otros hablaban de otorgarle el valor al producto en función del trabajo que requiere su producción. Todas las ideas eran escuchadas con el mayor de los respetos y tenidas en cuenta por igual. Me dio la sensación de ser un proyecto en constante construcción. Tras la comida me sorprendió la llegada de un pequeño camión que llevaba de carga a un montón de niños y jóvenes y unos cuantos instrumentos musicales. Se hacían llamar "Rayos de esperanza". En un momento habían montado el tinglado y nos deleitaron con unas cuantas canciones tradicionales salvadoreñas. Cayó la noche entre las seis y las siete y ya a las ocho me sentía como si me hubieran dado una paliza. Antes de cenar hubo una ronda de testimonios en forma de evaluación o conclusiones. 


Pasamos la noche allá, entre millones de zancudos (unos mosquitos gigantes) que no me picaron porque me unté, literalmente, en repelente. Al día siguiente visitamos la granja del amigo Adolfo donde nos dio una serie de lecciones técnicas y éticas de como vivir de la tierra. A través del cultivo asociado se garantizan la salvación de uno de los productos (maíz o arroz) sean cuales sean los problemas climáticos que puedan sufrir.      Además Adolfo nos contó que no tiene mucho dinero, pero sin embargo su familia no pasa hambre y que  nunca nadie le podrá arrebatar la satisfacción de trabajar su tierra.

Como bien dice mi gran amigo guanaco Cesar Eraso, allá en el Bajo Lempa respiramos aires de comunidad, aires de algo maravilloso que está ocurriendo en ese pequeño rincón de El Salvador.


"De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Solo los obreros y los campesinos irán hasta el fin. Solo su fuerza organizada logrará el triunfo."



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